sábado, 4 de julio de 2009

Aprendemos nuevas maneras de resolver los conflictos


Aprendemos que los conflictos forman parte de la vida misma y, en lugar de huir de ellos, aprendemos nuevas maneras de resolverlos.

Todos tenemos conflictos de vez en cuando. Quizás no me lleve bien con alguien del trabajo, quizás haya un amigo que me pone nervioso, quizás mi pareja no responde a nuestras expectativas, quizás mis hijos se me escapan de la mano, quizás quiera un resultado y obtengo otro, etc.

Muchas veces sentimos que los conflictos no son fáciles de resolver, y en momentos podemos enfadarnos, ponernos nerviosos, o incluso quedar saturados y ansiosos.  

Una forma que hemos recurrido para resolver los conflictos ha sido querer controlar a las personas involucradas para salirme con la mía, o simplemente luchar contra viento y marea para que se cumplan mis expectativas.  Otra forma de actuar delante de los conflictos ha sido la huida, o la evasión.  

Ahora podemos utilizar el tiempo y la distancia para ver las cosas desde otra perspectiva. Ahora podemos aprender formas nuevas de resolver los conflictos.  No tenemos porque repetir siempre las mismas actitudes frente a las situaciones problemáticas. 

Si me bloqueo, siempre es buena idea alejarnos de la situación hasta que se enfríe la mente.  Siempre podemos volver a dialogar cuando nos hayamos calmado. No tenemos por que resolver todos los problemas de inmediato.  Es imposible evitar las situaciones problemáticas, pero es posible utilizar el tiempo y la distancia para ver las cosas desde otra óptica u otra perspectiva.

Los conflictos son parte de la vida, no podemos esperar una vida de "color de rosa", los desacuerdos, las diferencias de opinión, los malos entendidos, los roces, etc. son parte de la vida en relación con otros.

Antes podíamos estallar en el momento, podíamos decir cosas de las que luego nos arrepentimos, etc. Pero ahora, muchas veces es posible alejarse por un momento de la situación y tomarse un tiempo para pensar, pero no olvidar que siempre llegará el momento en el que hay que resolver el conflicto.  Entonces, respiramos hondo, oramos por las personas involucradas y por nosotros mismos, y aplicamos los PRINCIPIOS ESPIRITUALES que vamos aprendiendo: honestidad, receptividad, responsabilidad, perdón, confianza en la otra persona, y otros principios que necesitemos aplicar.

Gracias mi Dios (como cada uno lo conciba) por que ahora me da alegría saber que puedo tener una nueva perspectiva para resolver cualquier situación, sin tener que volver a repetir lo de siempre y al final sentirme mal.  Dame fuerzas para que a partir de ahora procure afrontar los conflictos de una manera sana.

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