Solo por hoy me tomaré media hora de calma para mi mismo.
Pararse, quedarse quieto, encontrarse a sí mismo, decidir no "hacer" cosas sino "estar" con uno mismo, descansar interiormente... Todo esto suena muy interesante, en verdad es lo que anhelamos profundamente, suena hasta maravilloso... Y me doy cuenta que parece tan sencillo hasta que intenté ponerlo en práctica. Solo cuando lo intenté me di cuenta que me resultaba dificilísimo.
¿Pasar un rato a solas conmigo? Me parecía casi imposible, así que empecé con cinco minutos, después diez, luego veinte y finalmente treinta... el cuerpo me iba pidiendo más, el espíritu anhelaba más... llegó un momento que cinco minutos se me hacía demasiado corto, parece que mi corazón no quedaba satisfecho.
Ahora he aprendido a tomarme en serio un Tiempo Para Mi (TPM). Treinta minutos, lejos de mis ocupaciones habituales ya no es imposible, sino que se ha convertido en parte de mi horario. El principio espiritual que aplicamos es el de cuidar de la vida interior.
El TPM de cada día va calando hondo y va dando grandes beneficios en mi vida, aunque he de reconocer que hay días que quiero tirar la toalla. La pereza y los otros "que-haceres" se imponen y reclaman su tiempo. Pero cuando me lleno de excusas para dejar de practicar el TPM, solo tengo que ver los beneficios que me ha estado aportando a mi vida y salud espiritual, como me devuelve la paz, me deja tener un mejor sano-juicio, me permite ver aquello que antes lo pasaba desapercibido, me ayuda a vivir agradecido... y delante de todos estos beneficios no puedo hacer más que retomar de nuevo la práctica del TPM.
El TPM es ese tiempo conmigo mismo, gran parte del cual lo dedico a orar, meditar y buscar el contacto con mi Dios-Amor. Como resultado he aprendido a tolerar y aún disfrutar de mi propia compañía. Según pasa el tiempo, me doy cuenta que el TPM se ha hecho una necesidad, cada día necesito esta media hora para reflexionar sobre la perspectiva de mi vida. Al sentarme con tranquilidad en medio del alboroto y ajetreo de cada día, descubro que no estoy solo. Si me tomo mi tiempo, mi Dios se comunica, Su presencia se hace sentir.
Hay días que si media hora es mas de lo que puedo tomar, entonces no me agobio, el tiempo que me tome, cualquiera que sea, será suficiente. Cualquier tiempo que me dedique a mi mismo será un paso adelante.
Qué razón tienes, siempre buscando una escusa, "procastinando" , como les gusta decir ahora a los expertos. Es decir dejando lo importante para otro momento y da igual, porque siempre tendremos otra cosa más urgente que hacer.
ResponderEliminarNo desespero y sigo escribiéndolo en el primer puesto de la lista de cosas pendientes.
un saludo y gracias
Enrique